En el último siglo, los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos han sido desviados hacia Asia, pero en los últimos años este comercio se ha extendido a otros países,
especialmente al occidente africano. Situado en Agbogbloshie (Accra), la capital de Ghana, existe un enorme mercado de chatarra electrónica convertido en un verteder donde a diario se realizan peligrosas prácticas como la extracción de las
bobinas de cobre de los tubos de rayos catódicos de los televisores, sin
ninguna protección personal y dejando esparcidos por el suelo las pequeñas
astillas que contienen plomo y cadmio.
Según fuentes de Greenpeace, en Agbogbloshie, muchas de las personas que trabajan son niños y la contaminación
ambiental por sustancias peligrosas como plomo, ftalatos (que interfieren en la
reproducción) o dioxinas cloradas, relacionadas directamente con el cáncer, es
elevada.
Los grandes culpables de que exista este vertedero, aparte de las políticas locales, son los países europeos y EE.UU que son los grandes exportadores hasta África de los equipos electrónicos desechados.
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