miércoles, 29 de febrero de 2012

El problema medioambiental de no reciclar los residuos electrónicos


Los materiales más abundantes en un residuo electrónico son plásticos, acero, silicio, aluminio y cobre. Pero en la fabricación de los chips y las placas se utilizan hasta un millar de sustancias químicas, algunas de ellas muy contaminantes y conocidos cancerígenos.

Una de las sustancias problemáticas son los retardantes de llama con que la ley obliga a cubrir los circuitos impresos, los cables y las carcasas para hacerlos menos inflamables. Los usados más habitualmente son halogenados: contienen bromo o flúor, lo que causa que durante la fabricación, el vertido o la incineración hace que se liberen dioxinas y otros contaminantes en el medio.

También se utilizan metales pesados, sobretodo plomo, cadmio y mercurio. El plomo se utiliza para soldar los chips a las placas, y en las pantallas de rayos catódicos (las que no son planas) para absorber una parte de las radiaciones electromagnéticas que generan las pantallas. El cadmio y el mercurio también se utilizan en dichas pantallas.

Durante el uso de los aparatos electrónicos no estamos expuestos a dichos elementos, pero se convierten en un peligro cuando se liberan al medio durante la fabricación y al desechar (de forma inadecuada) el dicho aparato. Pasan a los seres vivos a través de la cadena alimentaria y, como no los podemos metabolizar, se acumulan en los tejidos y son una causa de cáncer.

Durante la fabricación de los chips se emiten al aire perfluorocarbonos (PFCs), que son gases que permanecen durante mucho tiempo en la atmósfera y contribuyen al efecto invernadero. Forman parte de los productos cuya emisión se acordó reducir en el “Protocolo de Kyoto” para frenar el cambio climático.

            Otras sustancias tóxicas que utilizan los aparatos electrónicos son arsénico, benceno, tolueno y cromo hexavalente. Las carcasas se suelen proteger con pinturas que contienen disolventes orgánicos. Durante el uso se liberan compuestos orgánicos volátiles, que provocan que se acumule ozono en las capas bajas de la atmósfera. El ozono al nivel del suelo causa problemas respiratorios y dificulta el crecimiento normal de los vegetales. Por otro lado, los cables suelen ser de PVC.

Los procesos más sencillos, como el montaje de placas y ordenadores, los suelen hacer empresas subcontratadas en Malasia, Tailandia, Filipinas, Vietnam, Indonesia, China, recientemente Europa del Este, y en menor cantidad Centroamérica, Brasil y Sudáfrica. En las plantas de montaje suelen trabajar mujeres jóvenes cobrando salarios bajos, con jornadas muy largas, presión por producir deprisa, y sin sindicatos. A diferencia de lo que pasa en el sector de los juguetes o del textil, las grandes empresas de material electrónico todavía no han comenzado a elaborar códigos de conducta que establezcan unas condiciones laborales mínimas en sus fábricas y empresas proveedoras.

Las empresas son reticentes a colaborar en estudios de las sustancias tóxicas sobre la salud. Parece claro que hay una tasa de abortos y malformaciones en bebés más alta de lo normal entre las mujeres que trabajan en salas blancas (los trajes especiales que usan evitan la exposición de las obleas de chips a las impurezas que puedan portar los trabajadores, pero no evitan la exposición de los trabajadores a los tóxicos). Una sala blanca, sala limpia o “clean room” es una sala especialmente diseñadas para obtener bajos niveles de contaminación. Estas salas tiene que tener los parámetro ambientales estrictamente controlados: partículas en aire, temperatura, humedad, flujo de aire, presión interior del aire, iluminación.

Durante la década de los 90, en EEUU y Escocia se ha demandado a algunas empresas porque la frecuencia de cáncer de cerebro entre los trabajadores de salas limpias es 2'5 veces más alta que la media, pero los casos todavía están pendientes por falta de evidencias concluyentes.

En las plantas de montaje de placas, el peligro más grande es el plomo que se utiliza para soldar. A principios de los 90 murieron cuatro trabajadores en Tailandia, la autopsia les detectó un nivel de plomo en la sangre más alto de lo normal. El resultado fue negado por la empresa donde trabajaban y silenciado por el gobierno, el principal interés del cual es atraer inversores extranjeros.

Los compuestos más problemáticos desde el punto de vista medioambiental contenidos en los residuos eléctricos y electrónicos son los metales pesados, el PVC, los materiales ignífugos bromados y los compuestos bifenilos policlorados (PCB).

Hablando de metales, que poseen el 70% del valor residual de un ordenador, podemos encontrar plomo en las soldaduras y los tubos de rayos catódicos, bario en los tubos de rayos catódicos, cadmio en las baterías, antimonio en el encapsulado de los chips, berilio en los PCs antiguos y las conexiones de teléfonos móviles, cromo en los metalizados, mercurio en baterías, interruptores y las bombillas que iluminan las pantallas planas, fósforo en monitores, arsénico y silicio en los microprocesadores, acero en las carcasas, aluminio en los discos duros, cobre en toda la electrónica, y metales preciosos en las placas de circuitería.

Hay numerosas sustancias en diferentes complementos electrónicos de las que faltan datos o estudios sobre su toxicidad. Por ejemplo:

- El tóner de las impresoras láser y fotocopiadoras contiene polvo de          carbón, que es un probable cancerígeno.

- Los cdrom contienen aluminio.

- Los cd grabables (cd-r) contienen pigmentos cianina y ftalocianina.

- Los cds regrabables (cd-rw) contienen policristal (plata-indio-       antimonio-telurio).

- Los minidisk contienen cobalto.

            Y así podría continuar esta lista con todos los dispositivos electrónicos y las sustancias peligrosas que contienen.

A pesar de todo, y a diferencia de los desechos tradicionales, el principal impacto ambiental de la basura electrónica se debe principalmente a un proceso inadecuado, más que a su contenido tóxico inherente.

En la actualidad, en Europa la mayor parte de los residuos eléctricos y electrónicos se incorporan a los flujos de los residuos urbanos, lo que quiere decir que se desechan en vertederos o se incineran sin ningún tratamiento previo. Así, buena parte de los agentes contaminantes que se encuentran en los flujos de residuos urbanos proceden de dichos aparatos.

En el vertido de residuos electrónicos se liberan metales pesados (como plomo, cadmio y mercurio) y otras sustancias tóxicas que acaban contaminando la tierra y los acuíferos. En la incineración de los retardantes de llama bromados y del PVC se generan dioxinas y furanos extremadamente tóxicos, y el cobre, abundante en la basura electrónica, empeora la situación debido a que es un buen catalizador de la formación de dioxinas. Si además la incineración o quemado se realiza al aire abierto, la inhalación de las emisiones de gas puede provocar ataques de asma, problemas respiratorios e irritación de ojos. La exposición crónica a estas emisiones genera enfisema y cáncer.

En el reciclaje de RAEE, los equipos se desmontan y los componentes potencialmente peligrosos se aíslan y se entregan a gestores autorizados para su tratamiento. En la fase de trituración, los materiales se clasifican por tipos, se revalorizan, se tratan para ser recuperados y, finalmente, se venden a las industrias que los pueden aprovechar.

martes, 28 de febrero de 2012

El caso indio de Delhi


     En India también encontramos que el problema de los residuos electrónicos está creciendo. Principalmente en su capital, Delhi, nos encontramos con más de 25.000 trabajadores en los cementerios de chatarra electrónica por donde pueden llegar a pasar anualmente entre 10.000 y 20.000 toneladas de residuos, entre los que destacan los ordenadores que constituyen un 25%.
            La forma de hacer que los desechos electrónicos puedan atravesar las fronteras y saltarse el Convenio de Basilea, es hacerlos llegar con otra identificación, como si fueran donaciones a ONGs o a colegios indios, pero lo cierto es que son equipos sin funcionalidad que acabarán en vertederos. También los países exportadores de desechos electrónicos se pueden amparar en la cuota para importar ordenadores que tengan hasta 10 años de vida.

"Nueva Delhi, según la ONG india Toxicslink, se ha convertido en el mayor vertedero electrónico de India, aunque otras ciudades como Tamil Nadu o Karnataka también amontonan toneladas de basura, pero muy por debajo de la de Delhi ya que a esta ciudad llega el 30% de la que se genera en el mundo occidental, más la que se produce dentro del país que se cifra en 380 toneladas, de tal forma que anualmente se puede llegar a manipular entre 15.000 y 25.000 toneladas." (http://www.seipaz.org/documentos/MOrtega-India.pdf)

En definitiva, el problema como en los dos casos anteriores, es que la chatarra electrónica se amontona al aire libre donde "trabajadores no cualificados" la manipulan para obtener los materiales de valor. Y cuando se separan las partes valiosas, los restos de los desechos pueden continuar mucho tiempo en el mismo lugar, para ser final e inevitablemente incinerados.


lunes, 27 de febrero de 2012

El caso ghanés de Accra


En el último siglo, los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos han sido desviados hacia Asia, pero en los últimos años este comercio se ha extendido a otros países, especialmente al occidente africano. Situado en Agbogbloshie (Accra), la capital de Ghana, existe un enorme mercado de chatarra electrónica convertido en un verteder donde a diario se realizan peligrosas prácticas como la extracción de las bobinas de cobre de los tubos de rayos catódicos de los televisores, sin ninguna protección personal y dejando esparcidos por el suelo las pequeñas astillas que contienen plomo y cadmio.
Según fuentes de Greenpeace, en Agbogbloshie, muchas de las personas que trabajan son niños y la contaminación ambiental por sustancias peligrosas como plomo, ftalatos (que interfieren en la reproducción) o dioxinas cloradas, relacionadas directamente con el cáncer, es elevada.
Los grandes culpables de que exista este vertedero, aparte de las políticas locales, son los países europeos y EE.UU que son los grandes exportadores hasta África de los equipos electrónicos desechados.

viernes, 24 de febrero de 2012

El caso chino de Guiyu


Como primera entrada en el blog, voy a empezar hablando sobre la problemática de los residuos electrónicos y su reciclaje, más en concreto de uno de los principales vertederos de e-waste que existen, situado en China.
Uno de los principales vertederos de residuos electrónicos de China se encuentra en Guangdong en el que más de 4.000 toneladas de residuos electrónicos tóxicos son desechados cada hora. Grandes cantidades de estos residuos son importados y muchas veces ilegalmente, de Europa, EE UU y Japón. China, en el año 2000, intentó prevenir este tipo de comercio prohibiendo la importación de residuos electrónicos. Sin embargo, estas leyes no están funcionando. Los residuos electrónicos siguen llegando a Guiyu en la provincia de Guangdong, el principal basurero de productos electrónicos de China.
Uno de los organismos que ha trabajado en la zona y ha dado la voz de alarma sobre la dramática situación es la Red de Acción de Basilea que en el año 2002 ya difundió un reportaje titulado "Exporting Harm: the high-tech trashing of Asia", en el que se muestra la realidad del reciclaje de la basura electrónica en China. 
Sin lugar a dudas, la ciudad de Guiyu, cercana a Hong Kong, es un vertedero gigante de residuos electrónicos en el cual miles de personas, muchas de ellas los sectores de la sociedad más delicados y sensibles, niños y ancianos, realizan prácticas peligrosas como quemar los cables de los ordenadores para obtener el cobre, o fundir circuitos en un cazo sobre el fuego para recuperar el plomo y otros metales.
Según los estudios desarrollados en la zona, se han observado los más altos niveles del mundo de dioxinas (sustancia química relacionada directamente con el cáncer), existe una probabilidad seis veces mayor de que los embarazos terminen en abortos y que siete de cada diez niños portan demasiado plomo en su sangre.
Fuentes: