miércoles, 4 de abril de 2012

Reciclaje de residuos electrónicos (IV): Horno de inducción


El siguiente planteamiento desarrolla un proceso basado en el uso de un horno de inducción. Con este procedimiento se ahorran muchos costes de la tarea de desmontaje manual, ya que no es necesario llevarlo a cabo de una manera tan profunda.

Tras la trituración y molienda general para todos los procesos descritos, se hace una primera separación por flotación, en la que se retiran gran parte de los componentes plásticos.

El proceso se desarrolla en torno al horno de inducción, en cuyo interior la chatarra es sometida a un baño de un metal fundido (normalmente hierro) a una temperatura de 1300-1600 ºC. Hay que asegurarse de que a la temperatura alcanzada los metales se funden.

Mientras que el baño se está calentando, está sometido a las condiciones turbulentas debido a la alta intensidad de las corrientes inducidas. Esta turbulencia ayuda a la mezcla de los residuos electrónicos y a igualar la temperatura del baño.

Los metales más ligeros (zinc, cadmio, etc.) y los componentes orgánicos se volatilizan y abandonan el horno como gases. Estos gases serán recogidos por un colector de gases. Como los hornos de inducción utilizan corriente eléctrica como fuente de energía, no se producen gases al suministrar energía al sistema, por lo que el volumen de gases a tratar disminuye.

Después del periodo en el que la chatarra electrónica es alimentada, la corriente de inducción usada para calentar se apaga. Así las corrientes turbulentas del baño se minimizan. Cuando la carga se asienta, lo hace en diferentes capas dependiendo de la densidad específica de los metales.

Los metales pesados estarán en las capas bajas del baño y los ligeros en la parte alta. Se pueden extraer del horno por arriba y por abajo, o bien, disponer de varias salidas a distintas alturas.




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